domingo, 22 de mayo de 2011

Y la lluvia pasó de ser una enemiga a una confidente.

Una noche confiándole mis secretos a mi almohada, como cada noche, escuché un clic en mi ventana.
Yo que a esas horas de la noche, no sabía que era lo que podía haber reaccionado contra el cristal,
agarré mi peluche y fui a ver, abrí la ventana y subí la persiana para intentar descubrir de donde vino ese ruido.
Al abrirla mi cuarto se roció del olor de la humedad y entonces fue cuando vi las gotas impactar contra el suelo y la tierra, los coches, las farolas, y demás. Mi ilusión por que fuera la persona a la que yo esperaba se perdió, y el miedo de que fuese algo malo se esfumó con el mismo. Achaqué de nuevo todos mis problemas a los días de tormenta. Lluvia, como la odiaba, aquella personificación de la tristeza y los malos augurios. Recuerdo cada momento en el que he tenido algún problema y ella ha estado allí presente, empeorando las cosas. Nunca me había traído nada bueno, incluso su olor me resultaba repugnante.
Recuerdo aquel beso que me robaron y cedí, bajo la lluvia, ya hace un tiempo, y como digo nada de lo que empieza con ella acaba bien.¿ En qué película no llueve cuando el nudo está en su máximo nivel? ¿Cuántos días recordáis que ésta misma os haya dado algo bueno? ¿Cuántas veces te has quedado en casa por que fuera llovía demasiado?.
La lluvia no tenía nada de bueno. Pero esa noche, justo esa noche, yo estaba con los ánimos demasiado bajos como para ponerme a luchar contra ella y a echarle en cara todo lo que no me hace sentir bien a si que simplemente le conté lo que aquella noche me pasaba. Y entonces me di cuenta. Ella no ha estado cada vez que algo ha ido mal para traerme malos augurios, si no que me quería hacer ver, que estaba ahí cada vez que la necesitaba. En cada momento de felicidad y en cada momento de tristeza, ella siempre ha estado conmigo, y yo nunca lo miré de esa forma, ella en realidad es una personificación de tristeza por que nosotros la vemos así , nosotros se lo inculcamos, debemos de mirar cada punto de mira de las cosas, pues la mayoría no son lo que parecen.
Extendí mi mano para recibir algunas gotas y demostrarle que yo también estaba allí y le dí las gracias por haber estado conmigo en los peores momentos y desde entonces, me pongo a reflexionar sobre la vida y mi experiencia en ella, cada vez que llueve y ella me ayuda a ver todo más claro. Y el olor de la lluvia, es de ozono, de naturaleza, naturaleza pura. Respirar hondo en esos momentos es lo mejor que hay. Y ahí fue cuando mis lágrimas pasaron a ser parte de la lluvia, cuando mis secretos se guardaban en cada gota que caía, cuando me sentí mejor que nunca.

¿Por que no cantar bajo la lluvia?, o mejor ¡cantar mientras bailas bajos la lluvia!. Siente como cada gota se resbala por tu rostro, siente como se lleva tus problemas.. Habla con ella cada vez que venga, por que será quien mejor te guarde los secretos y te ayude a recapacitar.

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