martes, 24 de diciembre de 2013

Goodbye my lover, goodbye my friend.

Desde este lugar tan común en mis escritos te dedico estas palabras. Fíjate que ya solo con oír la canción y escribir la primera palabra, las lágrimas comienzan a asomar su rostro transparente y cristalino por las horquillas de mis ojos.
¿Cómo me metí en la situación por la cual tuve que decirte adiós amor sin despedirme de ti? Tuve que decir adiós a lo que comencé a sentir por ti sin ni siquiera probarlo. Te tengo aquí pero no puedo traer conmigo lo que rebosa sin querer al verte. Son brotes que no dejan de crecer, los corto y aún así vuelven a salir. Todo por que les da un rayo de sol, pero no saben que a veces el calor de la luz es falso.

Y ando aquí, sintiéndome mal, porque pienso en ti, en él, en el que un día me hizo la chica más feliz del mundo. Me prometió el mundo y nuestras ramas llegaron hasta el Universo. Y aquí sigo recordándole, no puedo decirle hola, no puedo volver a hablar con él, porque a pesar de que me gustaría que estuviésemos bien... No soportaría oír su voz, ver su mirada de ojos verdes...

Así que: goodbye my lover; goodbye my friend.